viernes, julio 26, 2024

La Cumbre

Por: LUIX FLOW

(2.600 m.s.n.m.) En la Sierra Nevada de Santa Marta

Foto: Unique Colombia

En la tarde, corrieron y

se escondieron los colores purpuras

que dejaban ver las palabras

cuando se les susurraba en voz baja

-ahora, sin dichos colores

la noche se siente incompleta

para poder hablar a solas

con las estrellas

no más cuchicheos entre la noche y sus amigas

ahora, tendrá que gritar a ver si la escuchan

o vociferar como el trueno

a ver si las estrellas entienden:

de que es lo que habla, la noche

y eso que no ha salido la luna a pasear…

No comprendo totalmente

ese tipo de cosas, son algo difíciles para mi observación rápida

el poder percibir cuando la noche esta estrellada en conflictos;

simplemente me entrego a mirarla

y me olvido por completo de los diálogos Kósmicos.

Por eso para que no me sucediera otra vez

pedí prestado en el bosque más cercano

un diccionario de letras Kósmicas

el mismo que usan los Arboles

cuando no entienden todo

lo que los duendes quieren contarles.

Porque la gentecita pequeña del bosque

cuando está bien aceleradita

hablan más enredado que un Samario

y eso, que si suben más entre la Sierra, menos!

La noche, habla así de enredada,

pero ahora al menos ya puedo darme cuenta

de tanto dialogo y tanta palabra suelta por ahí…

La otra noche, estaba era tocando guitarra

con un viajero que venía de Sirio

él, acompañaba la velada

dándole con los dedos al cuero…

esa noche, en un momento de pausa

perdí la uña que usaba para rasgar las cuerdas

la busque dentro de la hamaca

dentro de la guitarra

en los bolsillos

sobre el piso, y nada

abandone la búsqueda de uña

se dio por perdida

cinco días más tarde

apareció en otro lugar instalada

lejos de la guitarra

pensé en la gente diminuta

di las gracias…

En otro día más, arribe a la Tagua, un regalito ese

y más arriba, a un lugar llamado La Cumbre:

vi planadas de lomas y lomas

ganado… pastos

deseos de una yegua se vinieron

correr y correr

sentir el viento en el rostro…

miro las botas, debajo de mi

y un emblema me recuerda

de otros caballos, los metálicos

que rujen con motores y devoran kilómetros

…la neblina pasa, la observo

la saludo, le envío un beso…

ahora, no sueño

estoy ya metido en uno que puedo besar:

con una pradera

con caballos

con nubes que vuelan bajo

y me encontré debajo de una boñiga: los colores purpura

los que antes estaban envolatados

me dijeron que no estaban escondidos

que andaban de vacaciones por la pradera

en el reino de los honguitos mágicos

donde las nubes cabalgan sobre los vientos…

Esta noche, espero que la Noche este contenta

ya no tendrá que gritar más

ahora dialoga entre su murmullo estelar

con sus amigas las estrellas y la luna…

No tengo fuerza de potro

pero si resistencia de potrancas

así puedo digerir los alimentos campesinos

las frutas de las montañas

y convertir todo eso en energía poderosamente pura

aunque la pluma este lenta…

Para qué inspiraciones letrudas

si se vive dentro de las galaxia de las Letras,

para qué inspiración poética

si se vive dentro del planeta de las odas,

para qué pensar en algo

si se abunda vida en la pradera de los Soles,

para qué sentir algo o muchos algos

si estoy dentro del centro de los sentimientos

evocando sonatas sin fin que corren

al compás de la juguetona neblina,

para qué un teléfono

si estoy es comunicando con la eternidad bendita,

para qué me llamás

si partí hacia la inmortalidad de los espíritus

a donde se bañan cada mañana, juntos los dioses

en el lago de las músicas viajeras…

y mi cuerpecito, aun pegado al Alma

se reincorpora y asimila nuevas percepciones

que siente a medida que evolucionan rápidamente

los vientos del murmullo de las estrellas

por eso y ello y esto:

la noche tendrá un baile visible

de muchas naves espaciales germinadas… y yo

tal vez, porque nó, un contacto espacial de otro orden

y eso, amistades, se los contaré otro día

por ahora sigo impresionado

sentado sobre piedras grandes negras

untadas estas de arlequines verdes grisáceos

rodeadas de cientos de hectáreas de verdes,

y me dicen ellas, que cayeron acá en antaño lejano

como meteoritos todas junticas, resultado de una explosión

a quedar desparramadas en la pradera

donde come el ganado de los Soles…

Hay lugares en el Kosmos

donde cierto Sol tiene sus propias praderas

que visita en los días y mantiene ganaderías

de ovejas, mulas, yeguas, vacas, terneras

potrancas y mucho verde

alguna que otra roca aerolita

y la neblina que refresca y alimenta las flores silvestres

allí, hermanitos, tienen los Soles

sus lugares de escape personal

afuera de las repeticiones de imágenes,

en los bosques junto a las quebradas de agua fría

donde las montañas respiran humedades…

pero más arriba, hermanitas, en los picos nevados

es diferente: desde temprano

las luces les caen por detrás a ellas

y no es de sorpresa, ellas las esperaban con anhelo

aunque, entre la Natura, el anhelo verde

difiere, del anhelo humano…

el anhelo verde es gozoso

porque por geometría de sus ADNs

conoce no solo sus ciclos

sino también los de todos aquellos Seres que tienen que ver con su devenir

-aunque en este día, los ciclos

son reemplazados en dimensiones avanzadas

por continuidades paulatinas

dentro del carril de los gozos satisfechos.

Como les venía contando antes, hermanitos

allá arriba en 3000 m, en Sierra Samaria

las nubes amanecen soñolientas

y pesadamente apenas se mueven

entre los grandes cañones;

poco a poco, a medida que el Sol

va soltando rayos y más rayitos de luz

ellas se van calentando suavemente

entre el despertar matutino, y

poco a poco van soltando

pedazos eternos de sus pieles

que con el calorcillo matinal

se van elevando como doncellitas adolescentes

hasta el techo de la mañana,

luego pasa una corriente de aire

que se las va llevando lentamente

de un lugar a otro, a vaivenes

como si un acordeón silencioso

les estuviera tañendo notas y estrofas

a ritmo de Vallenato y vaivén de mar.

Las palmeras de cera, oriundas del lugar

despliegan sus largos cuellos curioseando

de lado a lado, buscando luces

buscando vientos deseosos que las meneen

y al final

se tiene es un magnifico paisaje

como de otro planeta

donde un valle de nubes arreboladas

duermen y se acolchan entre ellas como en un valle blanquísimo

mientras que encima de ellas

un espinazo de montañas hermanas

levanta picos nevados que observan alegres:

son las tres Marías que entre ellas se sonríen todo el tiempo

a medida que la piel de las nubes se levanta…

No me quedé más tiempo contemplando

era corto el tiempo, y me esperaba

un grupo de extranjeros viajeros austriacos

que por primera vez visitaban Suramérica y de destape: Colombia como aperitivo.

 

 

 

 

 

 

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